viernes, 26 de agosto de 2011

Al Rector Magnífico: Calos Prata de la Universidade Federal de Sana Catarina

Buenos días, mi nombre es Myrian Vasques Oyarzabal, soy estudiante del octavo grado del curso de Licenciatura en Letras e Literatura Española. Ascendí en esta Universidad en el año de 2007 y con mucha alegría empecé a estudiar, almorzar en el Restaurante Universitario, frecuentar la Biblioteca, participar de las actividades académicas y principalmente confraternizar con mis colegas y amigos. Durante muchos momentos de estas confraternizaciones nosotros nos encontrábamos en la cantina de nuestro Centro de Estudios, CCE, para conversar mientras bebíamos un buen cafecito y discutíamos a respecto de nuestros trabajos y clases.

Pero, Magnífico Rector, estos ratos de buen café y buenas charlas se tornaron cada vez más raros con la extinción de las cantinas en nuestro predio y infelizmente caso tengamos que beber un café tenemos que dislocarnos hacia otros predios (que aún preservan sus bares) durante los intervalos de nuestras actividades. Esta perturbación hace con que lleguemos retrasados a las clases y nos impide de tener un momento de descontración con nuestros colegas y profesores.

Sé que el señor puede cambiar esta realidad y traer nuevamente nuestra cantina. Será bueno para nosotros alumnos y profesores, bueno para la Universidad (una forma más de recaudar dinero) y bueno para la comunidad por que engendra empleos.

Segura de su conmoción y comprometimiento, le aguardo para que juntos tomemos un cafecito acá en CCE, por supuesto, regado de buenas charlas.

Atentamente,

1 comentario:

  1. De todos los textos este es el más personal. Te encaras en un tú a tú con el rector (siempre con mucho respeto) poniendo la situación en un terreno ya no institucional, sino de relación de personas.
    En este contexto, tiene sentido recuperar la experiencia personal demostrando la transformación negativa del ambiente universitario. A pesar de este artificio retórico no dejas de exponer los problemas concretos de la situación: llegar tarde a clase o no tener espacio de convivencia.
    Me sorprendió el final, en que coherentemente con el tratamiento personal anterior, afirmas la capacidad del rector para cambiar las cosas y le invitas a un café.
    La única duda es que no sé si esta estrategia iba a ser permitida por el destinatario.

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