lunes, 29 de octubre de 2012

Diario "Tolstoi"

(Leon Tolstoi siempre escribía 3 diarios, uno que siempre lo dejaba a la vista de su mujer, el segundo lo guardaba para que fuera publicado en el futuro y el tercer diario que era donde contaba y expresaba todo lo que sentía y pensaba).

Siempre dicen que debemos aprovechar cada momento y decir lo que sentimos. Es eso que me pasó con dos amigas en diferentes épocas de mi vida. Una de ellas la veía casi todas las noches en el bar de mi amigo, siempre estaba lleno, la música mejoraba con el pasar de la noche y justamente fuera, delante del bar, los dos apoyados en la pared cuando "pai acorda pai acorda pai acorda" ¡Que pesadilla! ¡¿¡¿cuando empezarán las vacaciones!?!?
Otra noche de ensueño me viene de nuevo el recuerdo de la segunda chica, ella era diferente para mí y para mi mejor amigo, sí, los dos nos gustaba y él después de unos meses lo intentó, pero parece que era mejor continuar como amigos. Mi oportunidad, después de ya haber pasados algunos fines de semanas durante el año en su pueblo, claro, yo y mi mejor amigo, fuimos a su romería. Nunca se me olvidará, ella subida en el capó de mi coche y eso que iba despacio, pero di una pequeña frenada y allí ella se fue, eres un crack Ismael :-(. Después de un día y una noche de juerga, casi todo el mundo se fue a dormir menos ella y yo, allí estaba yo delante de alguien especial, el tiempo parecía que había parado pero yo pensaba una y otra vez si decírselo o no, por que no, somos amigos y pase lo que pase, seguiremos, pues allá voy "pai acorda pai acorda pai acorda" ¡Qué infERno! Sólo quiero y pido terminar lo que empecé en paz, ¡mi sueño!

                Otra vez estoy aquí. Solo vos me escuchas, o me lees.  ¿Qué me importa? ¿Por qué mierda vinimos a comprender la vida tan tarde? Nunca imaginé que esta vida iba tan en serio. Jamás deseé tornarme un viejo trabajador estropeado  como mi padre. Me daba todo lo que era posible. Y yo, un joven idiota, que seguro de tener un rey en la panza, cagué para todo y me dejé llevar la vida adelante.
                Soñaba dejar huellas para mis hijos y marcharme entre aplausos. Y lo hice. Dejé huellas en la arena de una playa cualquiera, pero el agua se las borró dos minutos después.  Algunos días después, me encanté con el teatro. De pronto me creí que envejecería y me moriría ahí. Delante de muchos espectadores. ¡Un carajo! Y eso también no me ocurrió.
                El tiempo pasa cada vez más deprisa. Y la verdad es cada vez más desagradable. Hoy soy un viejo mugriento, feo y lloroso. Un drama, una historia que mas parece una peli de los anos cuarenta. Mis piernas están una porquería, me duele caminar por el escenario. El último aplauso fue hoy  por la mañana. El billetero me despertó de la siesta y me deseó buenas noches y hasta otro día. El teatro había cerrado sus puertas para siempre. Creo que así llega al fin una historia mal hecha. Esa porquería que fue mi vida. ¡Hasta mañana compañero!

domingo, 28 de octubre de 2012


Cronos

Parece que me volví loco, no una locura clásica, como en el preciso momento en que me doy cuenta de que me estafaron, o cuando pasa algo grave, como una discusión fuerte en la que el otro no entiende la lengua en la que hablo, porque grito, sencillamente yo grito. Ahora es algo distinto, se pasó casi una mitad de vida, si, de mi vida, pero es como si yo estuviera medio  anestesiado, o como mirando mi propia película, como actor y como espectador a la vez.

No hay una sensación que pueda expresar el pasar del tiempo, busco alguna palabra que me acerque a algo que se pueda parecer al exacto segundo (la medición de tiempo que inventamos para llegar hasta la muerte) en que me di cuenta que ya se habían pasado como unos 50 años de mi existencia. La gran situación en la que me encuentro es que por mas que, cuando me miro al espejo y veo la imagen de un viejo, no un "viejote", un rostro con marcas, siento en “mis adentros”, o en mi esencia, como si todavía tuviera 20 años. Dicen que la locura y la racionalidad andan bien juntitas, en mi caso te diría que están “transando” hace tiempo, pero ahora la pregunta es: ¿que hago con el tiempo que me queda?, y la respuesta viene como una corazonada: que no voy hacer nada de tan... nuevo con lo que me quedará de esa medición.

 

 

 

 
Hoy es uno de estos días querido diario, en que me pongo a pensar en lo que hice con mi vida. Los días, los años volaron como una gaviota hambrienta y ahora con los ojos de la madurez me pregunto: por qué de esto todo, por qué buscar vivir como un gran espectáculo de hollywood, donde las apariencias encobren la sencilla belleza de las cosas. De qué sirve el status si uno no aprovecha lo espontaneo, lo simple y la pureza de cada día. Buscaba cosas grandes y ahora busco sentir y nada más. Vivo improvisando y el fin de esta obra no soy yo quién dirá.

sábado, 27 de octubre de 2012


                     El diario
Hoy empecé a comprender la vida
Como es imprevisible
Delante de mis ojos no puedo comprender
Porque no hable todo que quería
Mis pensamientos delante de mi cuerpo
Quieren vida propia
Ha pasado el tiempo y ellos no cambian
Ha pasado el día y ellos cambian
A todo instante
Tamaño su poder mi hace joven
Para iba de encontró con el desconocido
A todo instante.

viernes, 26 de octubre de 2012

¿Qué me queda de la vida?


Que la vida es algo que se lleva en serio, uno se va a saber más tarde, primero tiene que perder un poco de tiempo viviendo. Cuando jóven, me quedé a buscar el sentido de la vida, el sentido del amor, sentido de respirar, y poco viví, poco amé, poco respiré.
Dejarse llevar y sentir las olas en mis pies, sacar los zapatos que me aprietan y correr detrás de uma gaviota son cosas que no hice, cosas esas que ahora me hacen falta.
Aquella sonrisa, las expectativas, las manos entrelazadas, aquel beso, las margaritas en el jardín, el ruído de las olas al fondo,  una felicidad tranquila. Esas cosas hacen falta, pero eso uno se va a saber más tarde.
La brevedad de la vida, el luto, la vejez, la soledad... Son cosas de hoy, y ya no es más tiempo de vivir, siento las olas en mis pies, siento el pasado quedando en el pasado, y me voy derivando por los ecéanos profundos y la marea no va a traerme de regreso.
Y en estas noches desesperadas voy a llamarlo nuevamente y nuevamente, y sé que él no estará allá.
El tiempo solo nos trae la muerte, y mirar la muerte, convivir con la muerte no es algo fácil, pero eso uno va a saber solo más tarde.

Poema, ¿Amigos y/o Secretos?

Buscamos personas nuevas para conocer
colocando nuestra vida en orkut,
después decimos tonterías en el twitMer
no le veo sentido hasta.... mi debut.

Veo la vida de los amigos lejanos
ahora tiene sentido el facebook
también reparo que hay secretos
amigos, amantes, traiciones, falsos...

Poemita Ososo

Llega un desafío y lo veo borroso,
nervioso me pongo, tal vez sea medroso.
Ansioso estoy, y por eso soy latoso.
Ahora conozco el desafío, ya no estoy penoso.

Una pagina en mi diario


            A ti, silencioso amigo, puedo contar secretos que los años y las experiencias me permiten acumular. No son más los secretos de la niñez o aquellos del inicio de la juventud, pero los que se van construyendo con el tiempo y poco a poco se transforman en certezas que pasan a guiar nuestros días y no los queremos compartir con nadie más que nosotros mismos por que sabemos que están en el umbral de la locura, pero tampoco nos importa una vez que son lo único que al final nos queda. Estos secretos los descubrimos a cada paso, cuando hacemos nuestras conquistas, cuando nacen nuestros hijos, cuando mueren nuestros padres, cuando hacemos amistades o por cualquier motivo las perdemos, cuando somos conducidos a gran viajes y conocimos otras maneras de ver el mundo o cuando leemos un libro y nuestras certezas empiezan a desaparecer ante el hecho de que todo puede cambiar en apenas un segundo. Así que, en una cierta época, juzgamos tener la vida en las manos y, poco a poco, secretamente, esta vida nos enseña que en sus manos nos tiene ella, en su sabiduría, que nos lleva, como hojas al viento, y todo se queda al revés cuando ella nos cuenta despacio como un cariño que no morimos jamás, apenas nos transformamos y seguimos aprendiendo.Ella entonces nos revela su secreto mayor: su nombre ya no es vida, sino existencia, que comprende muchas vidas y no termina nunca y nos enseña la gran lección, la necesidad de siempre recomenzar.

jueves, 25 de octubre de 2012


¿ Quién soy ?


Viajero de distintos caminhos
Que a cada paso incorpora
Una parte del trayecto
¿ Soy luz o soy desierto ?


Beatrice

En tiempos de face


En el principio las cartas
enseñaban las caras
y las letras buscaban el corazón.
Hoy las teclas inmediatas
hacen de los sentimientos
una búsqueda incansable y sin razón.

Beatrice; Luciana; Patrícia



martes, 23 de octubre de 2012



Tarde interminable de otoño. Desde el balcón miraba al lago pintado de pequeños colores rojizos y marrones. Se detuvo un rato. Paró ante la inminencia del movimiento. Tenía ganas de lanzarse. Todavía pensó que sería bueno salir de allí. Bajó las escaleras. Caminó hasta la puerta. Salió sin rumbo. Desde la esquina miró a un cartel. Se detuvo en el durante horas, hipnotizada por aquel mensaje. Hasta que un poco de coraje corrió por sus venas. Entró. Se sentó. Estaba sola. Quedó ahí como dos horas y media. Muchas imágenes. Aquél horror produjo algo en su cuerpo. Al fin salió. De sus pelos rubios escurría un líquido rojizo y marrón a la vez, como los colores que había visto antes. Después de eso nunca más volvió...

In nomine Patris




Estimado lector:

    Ruego que no te ofendas con lo que encontrarás mas adelante. Si buscas el perfume y la suavidad de un campo de lavandas, te sugiero que pases a otro cuento. Pero si tu corazón gangrenado como el mio también pulsa sangre venenosa, quizás nos entendamos.
    Soy un hijo de Dios, como vos. No sólo hijo, sino que también soy instrumento del Todopoderoso. Mi nombre no importa, porque todos suelen llamarme Padre. Mi misión terrenal es regar las semillas de la discordia, del exceso, de la venganza, del odio, de la carne y la lujuria, todas plantadas con mucho cuidado y esmero por la mano divina. Si es que somos imagen y semejanza del Barbudo, entonces mira hacia tu alrededor. ¿Ves bondad? ¿Misericordia? ¿Justicia? ¿Acaso no gozas con la tragedia ajena? Estoy seguro de que en un accidente automovilístico lo primero que haces es sacar la cabeza por la ventanilla con la esperanza de encontrar alguna expresión del sufrimiento ajeno. "¡Que terrible! ¡Que Dios lo tenga!", decís, pero algo te impide de apartar los ojos de las vísceras de tu semejante, mientras una mujer llora sobre el agonizante fruto de su vientre. Porque sos como Él.
   Todos me ven como el bondadoso cura del convento de Saint Isidore. No te creas que queda en Paris, te hablo desde el centro de Buenos Aires.  Acá, la gente de plata deja a sus hijas olvidadas para que no les den trabajo. A muchas nos las enviaron como un castigo por su mal comportamiento. Particularmente me apetecía mucho administrar la cuestión de los castigos. Hoy en dia llevo muchos años sin molestar ninguna aspirante a monja, es que ya no tengo el vigor de otros tiempo y nunca pude olvidar el recuerdo de esa noche.
    Solo quien comparte mi profesión sabrá cuan grande es el deleite de escuchar la confesión de una virgen inocente. Y las ganas de aprovecharse de tal inocencia. No me juzgues, en algún momento de tu vida también bailaste sobre la ingenuidad de otro. Las chiquilinas siempre muy obedientes solían hacer todo lo que yo les ordenaba a fin de conseguir el perdón del Señor. Y la cosa es que mis órdenes no consistían precisamente en rezar. Bueno, obviamente que lo que te estoy contando no lo sabe casi nadie y te advierto que no lo comentes, porque te tomarían por loco.
    Pero con Giovana fue distinto. Como las demás, vino a contarme su pecado: Resulta que tenia la costumbre de copiar las tareas de sus compañeras y esto la estaba haciendo sentir culpable. Giovana no era ingenua, más bien no parecía realmente arrepentida, aunque aun la preocupaba salvar su lugar en el paraíso.  Si las personas que suben son las mismas que habitan esta podredumbre llamada tierra, ahora deben estar pisoteándose entre si para conseguir la mejor nube. Ah Giovana, ser celestial, sé que te las habrás arreglado por ahí arriba.
    Después de tomarle la confesión, decidí llevarla al calabozo. El calabozo era el único lugar donde podía ser yo mismo. En ese momento sentí una atmosfera densa y oscura cayendo sobre el convento. Reflejado contra el vitral vi a un ángel negro que me sonreía sarcásticamente. Era igual a los ángeles barrocos, pero parecía chamuscado, sucio, carcomido por el tiempo, y en el lugar de una abundante cabellera rizada, brillaba el fuego fatuo del más profundo infierno. Estremecí y luego di de hombros. No entendí que quería decir la sonrisa agujereada  de ese raro ser.
    Bajamos Giovana y yo. Esta no parecía temer, pues claro, no había visto al ángel. Ordené que se quitara la ropa y diferente de las pudorosas chicas, obedeció sin poner cara de asombro. Asombrado quedé yo, pero seguí con lo mio. Tras quince minutos de vigorosas azotadas en su trasero, yo estaba visiblemente cansado y ella no demostraba ni media mueca de dolor. No se si ya era parte de mi confusión mental el hecho de haber escuchado una risita infantil mientras le pegaba. Cuando yo cesaba, la risita no se oía más. Enfurecido por aun no haber disfrutado de su sufrimiento, me esmeré cada vez más. Quemé cada parte sensible de su albo cuerpo con las velas del candelabro Divino, y nada. Le pellizqué los pezones con broches de acero, y nada. Encendí sus mejillas con violentas cachetadas, y nada. Hundí mi miembro en cada rincón profanable, y nada. La humillé con lo más sucio de mi repertorio, y nada. La inmovilicé hasta cortar su circulación sanguínea por largas horas. Adivina… Nada, nada y nada, ¡todos mis esfuerzos eran en vano! Decidí por ahorcarla hasta que pierda la consciencia, pero en el momento en que empecé a presionarle el cogote fui yo el que se desmayó, o algo así. Mi última imagen es de su rostro bastante morado contrastando con la lacia cabellera rubia. Un rostro que sonreía y no tenía nada de inmaculado. Más bien me hizo acordar a la sonrisa del ángel.
     A la mañana siguiente no la vi por los pasillos de Saint Isidore, ni al otro día, ni en los que siguieron. Nunca se supo sobre su paradero. Ningún cuerpo apareció, eso que busqué en los rincones más secretos de este convento. Las monjas dijeron a sus padres que Giovana se había escapado y estos les creyeron.  Yo no, porque soy el único guardián de la clave que abre la puerta del calabozo.
    Fue después de tal ocurrido que serené mi ansia de castigar. Ya no me sentía tan cruel. Parece que siempre es posible encontrar alguien peor que uno mismo.  Y ahora me basta con leer Sade a escondidas.







Soy acera, muro, muralla,
Pequeña de grandes gestos.
Ilusiones cotidianas.
Cada nuevo día
Una nueva pintura
 Un ladrillo en m
La desconocida

  Ya no aguantaba más quedarse sentado enfrente a la compu. Se dijo que no adelantaba seguir trabajando cuando el trabajo no sale, lo mejor que podía hacer en ese momento era relajar un poco y más tarde volver. Entonces se permitió salir a caminar en esa tarde interminable.
  No solía salir a caminar sin rumo, pero necesitaba esparcir. Recordó que leyó una vez que Freud también salía a caminar para oxigenar el cerebro y así se permitió salir. Bajó los cinco pisos en el ascensor, miró al portero pero ninguno de los dos se cumplimentara. Él no era un muchacho muy simpático, pero no era mal educado solo un poco introspectivo. Cuando terminó de decir esto en pensamiento se rió solito y complementó: ¿introspectivo? tú eres un viajero, siempre tan distraído con tus propios pensamientos disparates que no se socializa.
  Siguió a la derecha porque por la izquierda venía un conocido y no estaba dispuesto a charlar con nadie en ese momento. Después de caminar unos minutos ya se sentía mejor. A veces miraba algunas vitrinas y pensaba ¡cuánta futilidad existe en esa vida! Un poco más adelante una pareja discutiendo, intentó parecer interesado en algo del otro lado. Pero cuando pasó enfrente a la chocolatería se fijó y le gustaría comer un chocolate pero sus piernas siguieron caminando.
Se aproximando al parque avistó una mujer de vestido rojo, caminando tan suavemente, tan liviana que se sintió perdidamente atraído por ella. Jamás había visto una mujer así. Empezó a seguirla instintivamente. Parecía tan serena, tan libre, tan despreocupada. Fue hacia la heladería  tomar un helado. La tarde caliente estaba mismo buena para refrescarse así. ¿Quién será ella? ¿Será que es soltera? ¿En qué trabaja? Bueno, por estar caminando despreocupadamente a esas horas, con el pelo mojado como quién acabó de salir del baño y tomar un helado, no debía trabajar. Quizás sea rica o peor, mujer de un rico. Divagaba en todas las hipótesis.
   Cuando ella salió de la heladería, él estaba tan absorbido en sus pensamientos que por reflejo se escondió en el beco al lado. Casi tuvo un infarto. Pero continuó siguiéndola. Ella volvía al parque que estaba cerrando. Ya eran casi las 18h. Mientras el guarda se distraía comunicando a un  chico que ya no se podía entrar porque él iría cerrar el portón, ella entró. El muchacho quiso aprovechar y entrar en ese momento también pero el portero le gritó que ya no se podía entrar.  Determinado a no perder esa mujer,  saltó el cercado un poquito más adelante. Jamás en su tediosa vida había hecho algo así. Corría por las trillas mirando por todos los lados buscando por ella  y no la encontraba. Cuando sin querer percibió algo rojo en la maleza al lado del lago. Se acercó  y agarró esa cosa roja descubriendo que era el vestido de la rubia doblado ahí y con sus zapatos al lado. Miró el agua del lago que aún tenía pequeñas ondas como si algo lo tuviera adentrado.

lunes, 22 de octubre de 2012

Nada Que Esperar

Antes cartas, ahora mensajes,
Antes flores, ahora gifs,
Antes lento, ahora muy rápido,
Antes platónico, ahora virtual,
Antes llama, ahora chispa,
Antes esperanza, ahora nada que esperar.






Djuliana Campestrini, Kerlly Corrêa, M. Barbara Florez Valdez

Aliterando

Solita siento que sólo estoy
llamando a los llantos bajo la lluvia
al libre y lánguido latir del corazón
que puede apartar y partir un poco
del dulce dolor del destino
que rie robando mi ruidoso soñar.

MSN plus: Amor acabó de entrar

Ya de amor no comprendo
tengo que enviar SMS
para la mano pedir
Cuando flores pensé comprar.
Un anillo ya no es indispensable
"Tiene una relación con"
es fatalmente amable.
El amor ya no comprende
el toque, sino la tecla
El amor ya no besa,
da un toque.
El amor no se siente,
se sube en el mural.
Ya de amor no comprendo
ya de amor no vivo
Y por eso necesito poner eso en el twitter.

(Grazi, Elys, pedro, Diogo)
Pelo largo, pero no.
Pies de fina dama, pero no.
Ligereza en correr, pero no.
Baila al vals como un cisne, pero no.
El espejo del coraje, pero no.
Un alma.
Un bolígrafo.
Un objetivo,
Pero no.

Amor en tiempos de Facebook

El gusto de los labios,
las miradas interminables,
el afago y el sexo apasionado
despues del largo tiempo de agonia.

Camaritas que no hacen mas el corazón subir a la boca,
ordenadores que hicieron las personas, objetos.
El sexo solitario por video y mocrófonos.
Todo termina en un click.

¡Me gusta!

Positivo, negativo
No siempre lineal.
Alegre, lleno de vida.
Bandera amada
Y pueblo sin bandera.
Tristesa.

La nave en naufragados.



 Estaba yo caminando tranquilamente por la calle Conselheiro Mafra, en centro de Florianópolis. Una mañana soleada del veranico de mayo empezaba a rayar. Pensaba en la vida y la deudas. Había peleado con mi esposa, pues sinceramente, no creía que, en verdad, no es algo tan importante lo de la peluquería del perro. Ya no me ganaba lo suficiente para todos los lujos solamente con la fotografía.

Llegando a la esquina de la calle jerônimo coelho, me enteré por medio de un amigo residente del barrio caeira barra do sul, extremo sur de la isla de Santa Catarina, que una nave espacial había aterrizado en la playa de naufragados, y estaban allá en media de la mata arreglando su nave para seguir viajen. De pronto, decidí marchar al sur, con el objetivo de sacar la foto que podría sacarme del ahogamiento financiero.

Después de 40 minutos ya estaba en la boca del sendero del naufragados. Un montón de curiosos regresaban hablando que no habían encontrado ninguna nave, que la luz que brillaba atrás del morro en la noche pasada, era una tormenta en el horizonte del océano atlántico.  Decidí seguir y tirarme en el agua fría para olvidar el desengaño. Caminando hacia la parte sur de la playa, donde queda el faroleo, he encontrado una llanta de volkswagen fusca. Refunfuñando en la vida y en todo esfuerzo en vano, tiré la llanta para arriba, y al toque saqué la foto. La llanta giraba con el cielo azul de fondo, y para mi sorpresa el efecto de la foto salió increíble, definitivamente se parecía con la nave.

Por la tarde de broma, envié por correo la foto para el editor del periódico O Estado, hablando que era la nave de naufragados. En dos horas ya habían decidido en conferencia que seria la capa en el día siguiente. Yo me estaba volviendo loco, pues el dinero del imagen iba ayudarme mucho, pero era una llanta de fusca. Cuando ya estaba con la cuerda en el cuello, el comandante de la Base aérea de Florianópolis entra en el periódico pidiendo la foto y prohibió restrictamente la publicación de la imagen. Ahora era un asunto militar.

Todos en la isla realmente creen que un día azul de mayo, una nave aterrizo en la playa de naufragados. Los militares, bueno eses creo que pusieron la imagen en un cajón. Bueno yo realmente me quedé famoso por la foto que nadie lo vio. Logré huirme del problema financiero. Mi esposa ha comprado otro perro. Lo que me ahoga ahorita es la culpa del silencio.

domingo, 21 de octubre de 2012

EL Bipolar



¿Sabe cuándo un día te parece interminable? ¿Cuándo la noche no acaba y dentro de una única hora parece haber otras veinticuatro horas más?
Es así que me siento hoy. No sé como vine parar aquí. Estoy en un sitio oscuro, creo que es un calabozo. Hay mucho humo y tengo sueño. Hay una máquina extrusora delante de mí, no sé porque, no hay vestigios de que sea una fábrica de plásticos, pero ella está aquí.
Miro mis manos. Están atadas con esposas en una cadena corta que viene de la máquina. Estoy solo con una blusa. Tengo mis pantalones amarrando mis piernas.
Hay un hombre muy guapo mirándome. Tiene sus ojos fijos en los míos. Me siento atraída por él. Es como si yo ya lo conociera, mas estoy segura que nunca lo vi. No así. Es difícil dejar mis ojos abiertos, ¿es esto un sueño?
Oigo una fuerte y bonita voz:
-Finalmente estás despierta.
- ¿Te conozco? – Le pregunto.
- No. Gisela, no así. Yo sí te conozco y mucho más de lo que tu misma sabes de ti.
- ¿Cómo te llamas? – Indago con una calma inexplicable.
Él se levanta y pone la máquina para funcionar.
- ¿Qué te importa? – Contesta mientras viene en dirección a mí.
Llega cerca, toma mis pelos con una de las manos y susurra en mí oído:
-Vamos hacer un juego, rubita linda, te haré algunas preguntas ahora y de las respuestas voy a decidir si te mantengo con vida o no. ¿Qué te parece?
Antes que yo pudiera contestar él continuó:
-No creo que estás en condición de decidir nada, así será. ¡Listo!
Yo estoy profundamente intrigada. Su respiración es fuerte, tiene un olor que conozco y me encanta. Está con vestimenta de seminarista, habla como uno. Lo deseo, no sé porque, solo sé que lo deseo.
                -¿Sabes quién soy yo? – Empieza el cuestionario.
                - ¡No! – Digo asustada.
Él se aleja de mí, me tranquilizo, pero en mi interior, quiero que vuelva a acercarse.
                -Yo soy el hombre de tus sueños. Tu héroe, tu vilano, tu todo.
Saca una navaja del bolsillo de la camisa, se acerca nuevamente. Rasga mi blusa, pasa lentamente la navaja en mi espalda. Siento el dolor y la sangre escurriendo sobre mi cuerpo. Mi gusta la sensación. Él se aleja nuevamente y toma un poco del plástico derretido y aun muy caliente. Vuelve a encararme y a repetirme la pregunta. Contesto lo mismo. Sin abrir la boca, él echa todo lo contenido en mis pechos. Yo grito. No estoy más segura de que aun quiero continuar en el juego y le digo:
                -¿Sabes qué? Yo sé quien eres.
Él me pega con fuerza en la cara y dice:
                -No me acuerdo de haber preguntado ahora. Abra su linda boquita solo cuando yo pedir, ¿cierto?
No contesto. Él vuelve a pasar la navaja en mi piel. De esta vez en mis brazos. Y un poco más del plástico en mis piernas. Continúa doliéndome, asustándome y dejándome en duda si quiero jugar más o no.
                -Ahora dime, ¿quién soy yo?
                -Es Dios y también el diablo.  – Digo. – El hombre de mis sueños.
                -¡Explíqueme! – Dice mientras corta mi pelo con la navaja e mi aprieta con fuerza en la cintura.
                -El hombre de mis sueños es una especie de Dios. Pero mi Dios, es bipolar. No existen dos personas, o cosas, o entidades que pelean por almas buenas o malas. Que hacen guerra o paz. Mi Dios tiene sentimientos como todos los hombres, pero tiene mucho más poder que cualquier uno y se aprovecha de eso conforme está su humor. Como puede sentirse aburrido, juega con la vida de las personas. En mis sueños, soy su reina.
                -¿Y esto le parece un sueño? – Me pregunta mientras muerde mi cuello.
                - La verdad es que no yo no sé.
                Él me pega una vez más en la cara, yo grito y pido que él me liberte. Cuanto más le pido eso, más él me pega. Extrañamente no logro parar de pedirlo. Estoy sangrando. Quiero salir de aquí. Quiero quedarme aquí. Me duele todo y no me duele nada. ¿Es esto un sueño?
                Estoy en sus brazos, él está cargándome hasta el embudo de la máquina. Veo el tubo por donde pasan los materiales, siento el calor que viene del molde de la máquina. Tengo miedo. Creo que me va a echar la dentro. Estoy sudando, gritando, llorando. Él no parece me oír. Estoy adelante del embudo. Es una noche interminable. Una única hora parece haber otras veinticuatro horas más. Tengo sueño. ¿Es esto un sueño?