Una calle larga, bordeada de árboles, con poco tráfico y amplias
villas que dejaban venir los jardines hasta las aceras, apenas demarcadas por
setos bajos. Quizá algo distraído pero corriendo por la derecha como
correspondía, se dejo llevar por la tersura, por la leve crispación de ese día
apenas empezado.
Ahora entraba la parte mas agradable del trayecto, el verdadero paseo:
una mujer parada en la esquina se lanzaba a la calzada a pesar de las luces
verdes, ya era tarde para soluciones fáciles. Un inevitable relajamiento
impidió prevenir la llamada y Pedrito Navaja con su sombrero de ala ancha le
fue pa encima, el diente de oro iba alumbrando toda la avenida, mientras el
puñal le hundía sin compasión.
CORTÁZAR Y BLADES!
ResponderEliminarCORTÁZAR Y BLADES!
ResponderEliminar