martes, 9 de octubre de 2012

Por el camino...


Ahora entraba en la peor parte del trayecto: calle encharcada y nebulosa que solo dejaba ver a los bultos, meros fantasmas de una ciudad sin fin. Quizá algo desorientada, siguió por la acera derecha como de costumbre y se dejó llevar por la atmósfera del día angustiante. Tal vez su involuntario pesar la impidió de ver la belleza de la lluvia, cayendo por entre sus cabellos y su piel marcada por el tiempo. Fue cuando se dio cuenta de que siempre se había aislado del mundo.

1 comentario:

  1. La foto combina perfecto con la sensación borrosa de ese personaje, que ni la materialidad de la lluvia consigue hacer real.

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