¿Sabe cuándo un día te parece interminable? ¿Cuándo la noche no
acaba y dentro de una única hora parece haber otras veinticuatro horas más?
Es así que me
siento hoy. No sé como vine parar aquí. Estoy en un sitio oscuro, creo que es
un calabozo. Hay mucho humo y tengo sueño. Hay una máquina extrusora delante de
mí, no sé porque, no hay vestigios de que sea una fábrica de plásticos, pero
ella está aquí.
Miro mis manos. Están atadas con esposas en una cadena corta que viene
de la máquina. Estoy solo con una blusa. Tengo mis pantalones amarrando mis
piernas.
Hay un hombre muy guapo mirándome. Tiene sus ojos fijos en los míos. Me siento
atraída por él. Es como si yo ya lo conociera, mas estoy segura que nunca lo
vi. No así. Es difícil dejar mis ojos abiertos, ¿es esto un sueño?
Oigo una fuerte y
bonita voz:
-Finalmente estás
despierta.
- ¿Te conozco? –
Le pregunto.
- No. Gisela, no
así. Yo sí te conozco y mucho más de lo que tu misma sabes de ti.
- ¿Cómo te llamas?
– Indago con una calma inexplicable.
Él se levanta y
pone la máquina para funcionar.
- ¿Qué te importa?
– Contesta mientras viene en dirección a mí.
Llega cerca, toma
mis pelos con una de las manos y susurra en mí oído:
-Vamos hacer un
juego, rubita linda, te haré algunas preguntas ahora y de las respuestas voy a
decidir si te mantengo con vida o no. ¿Qué te parece?
Antes que yo
pudiera contestar él continuó:
-No creo que
estás en condición de decidir nada, así será. ¡Listo!
Yo estoy
profundamente intrigada. Su respiración es fuerte, tiene un olor que conozco y
me encanta. Está con vestimenta de seminarista, habla como uno. Lo deseo, no sé
porque, solo sé que lo deseo.
-¿Sabes quién soy yo? – Empieza el cuestionario.
- ¡No! – Digo asustada.
Él se aleja de mí, me
tranquilizo, pero en mi interior, quiero que vuelva a acercarse.
-Yo soy el hombre de tus sueños. Tu héroe, tu vilano,
tu todo.
Saca una navaja del
bolsillo de la camisa, se acerca nuevamente. Rasga mi blusa, pasa lentamente la
navaja en mi espalda. Siento el dolor y la sangre escurriendo sobre mi cuerpo.
Mi gusta la sensación. Él se aleja nuevamente y toma un poco del plástico derretido
y aun muy caliente. Vuelve a encararme y a repetirme la pregunta. Contesto lo
mismo. Sin abrir la boca, él echa todo lo contenido en mis pechos. Yo grito. No
estoy más segura de que aun quiero continuar en el juego y le digo:
-¿Sabes qué? Yo sé quien eres.
Él me pega con fuerza en
la cara y dice:
-No me acuerdo de haber preguntado ahora. Abra su
linda boquita solo cuando yo pedir, ¿cierto?
No contesto. Él vuelve a
pasar la navaja en mi piel. De esta vez en mis brazos. Y un poco más del
plástico en mis piernas. Continúa doliéndome, asustándome y dejándome en duda
si quiero jugar más o no.
-Ahora dime, ¿quién soy yo?
-Es Dios y también el diablo. – Digo. – El hombre de mis sueños.
-¡Explíqueme! – Dice mientras corta mi pelo con la
navaja e mi aprieta con fuerza en la cintura.
-El hombre de mis sueños es una especie de Dios. Pero
mi Dios, es bipolar. No existen dos personas, o cosas, o entidades que pelean
por almas buenas o malas. Que hacen guerra o paz. Mi Dios tiene sentimientos
como todos los hombres, pero tiene mucho más poder que cualquier uno y se aprovecha
de eso conforme está su humor. Como puede sentirse aburrido, juega con la vida
de las personas. En mis sueños, soy su reina.
-¿Y esto le parece un sueño? – Me pregunta mientras
muerde mi cuello.
- La verdad es que no yo no sé.
Él me pega una vez más en la cara, yo grito y pido
que él me liberte. Cuanto más le pido eso, más él me pega. Extrañamente no
logro parar de pedirlo. Estoy sangrando. Quiero salir de aquí. Quiero quedarme
aquí. Me duele todo y no me duele nada. ¿Es esto un sueño?
Estoy en sus brazos, él está cargándome hasta el
embudo de la máquina. Veo el tubo por donde pasan los materiales, siento el
calor que viene del molde de la máquina. Tengo miedo. Creo que me va a echar la
dentro. Estoy sudando, gritando, llorando. Él no parece me oír. Estoy adelante
del embudo. Es una noche interminable. Una única hora parece haber otras veinticuatro horas
más. Tengo sueño. ¿Es esto un sueño?
y al final la convirtió en tupperware?
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