viernes, 26 de octubre de 2012

Una pagina en mi diario


            A ti, silencioso amigo, puedo contar secretos que los años y las experiencias me permiten acumular. No son más los secretos de la niñez o aquellos del inicio de la juventud, pero los que se van construyendo con el tiempo y poco a poco se transforman en certezas que pasan a guiar nuestros días y no los queremos compartir con nadie más que nosotros mismos por que sabemos que están en el umbral de la locura, pero tampoco nos importa una vez que son lo único que al final nos queda. Estos secretos los descubrimos a cada paso, cuando hacemos nuestras conquistas, cuando nacen nuestros hijos, cuando mueren nuestros padres, cuando hacemos amistades o por cualquier motivo las perdemos, cuando somos conducidos a gran viajes y conocimos otras maneras de ver el mundo o cuando leemos un libro y nuestras certezas empiezan a desaparecer ante el hecho de que todo puede cambiar en apenas un segundo. Así que, en una cierta época, juzgamos tener la vida en las manos y, poco a poco, secretamente, esta vida nos enseña que en sus manos nos tiene ella, en su sabiduría, que nos lleva, como hojas al viento, y todo se queda al revés cuando ella nos cuenta despacio como un cariño que no morimos jamás, apenas nos transformamos y seguimos aprendiendo.Ella entonces nos revela su secreto mayor: su nombre ya no es vida, sino existencia, que comprende muchas vidas y no termina nunca y nos enseña la gran lección, la necesidad de siempre recomenzar.

2 comentarios:

  1. Hola, me gustó muchísimo tu texto, desarrollaste el tema muy bien, con comienzo, medio e fin. Parece fácil, pero escribir realmente es un tema...

    ResponderEliminar
  2. Muy lindo! La existencia realmente es algo que nos cuestionamos todos los días, saber la razón de existirmos, si es que hay una razón.

    ResponderEliminar