jueves, 15 de diciembre de 2011

Escriviviendo

Voy a les contar una historia que escribí viendo:

Los últimos pensamientos de Ana Vida eran perturbadores para ella.

Caminaba por las calles imaginando una forma de escapar del dolor que sentía. Era como se hubiera una piedra enorme aplastándole el corazón. Andaba triste y deprimida, diferente de lo que era a algunos meses, pero los malos acontecimientos que ella no conseguía ni mencionarlos habían le dejado sin ganas de respirar. Ya no planeaba nada y estaba cansada de soñar en sentido contrario a la realidad.

Era un día gris, el mar estaba revuelto. Ana lograba verlo por el escaparate de la tienda donde trabajaba. Lo miraba y pensaba, haciendo un esfuerzo enorme para no pensar en nada, pero al pensar en no pensar, pensaba más y eso le volvía loca.

Decidió cerrar la puerta y atravesó la calle, caminando hacia al mar. Sentó en la arena mojada por la lluvia que había caído incesantemente por toda la noche y que aun caía sobre su pelo largo y liso. El pelo de Ana tenía olor de cereza.

Ella sentía que tal vez el mar pudiera ser la solución de sus problemas y concentrándose en eso, se echó en él y se dejó llevar por las orlas.

Nadie nunca más supo nada de Ana. Unos dicen que ella se ahogó y finalmente pudo sentir felicidad, pues logró éxito en la última cosa que más deseaba en vida: Morir. A veces cuando venta mucho se puede sentir el olor de cereza de su pelo.

martes, 13 de diciembre de 2011

Escriviviendo

Escriviviendo, esta es la vida de un escritor, escribir es vivir, es poner en el papel los sentimientos, ideas, escoger palabras, descubrirlas, cambiarlas y hacer juego con ellas. Un buen escritor debe leer mucho, para tener conocimiento del mundo y blá, blá, blá todos conocen este discurso, en este curso aprendí con los colegas y sus escritos pues no sabía escribir cuentos para mí fue un reto, pero me gusta los retos y fue una exquisita experiencia.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Escriviviendo, de Maria


En esta materia tuve muchos momentos en que pude practicar no solamente LE hablando como también escribiendo. Por esta razón yo puedo decir que en esas clases crecí mucho, pero ahora no preciso tanto el diccionario como antes.
            Pero ahora me gustaría hablar sobre algunos de los temas discutidos en clase “Producción y Creación de Textos”. Que están presente no so en nuestra vida académica, pero sí en nuestro día a día cuando escribimos: Textos académicos, literarios, ensayos, novelas, poemas y reseñas (que son una especie de resúmenes críticos de algunos textos literarios).
            Para algunos especialistas el hábito de la lectura contribuye mucho no solamente para el enriquecimiento de nuestro vocabulario como también para construcción de las frases, nuestras percepciones con relación a la concordancia, la regencia verbal, puntuaciones, estructura y los marcos de los textos. Quizás por eso hay quien diga que hay una relación muy grande entre “leer y escribir” y entre “leer y hablar”, y que pueden ser decurrentes de mucha lecturas. ¿Lo es???
            Y lo más importante en mi opinión, es que todo escritor debe siempre hacer una reflexión sobre sus escritos. O sea, en algunos casos cuando escribamos algún texto, no tendremos que usar solo nuestra habilidad como productores de textos, eso porque algunas veces irán exigir un conocimiento previo do asunto a ser escrito.
            El inicio del semestre 2011/2 nos fue preguntado ¿Cuántos libros había leído? y a ¿Qué géneros pertenecen? Todas las explicaciones dadas por nuestra querida maestra en nuestras clases, hacen sentido “Que para ser un buen escritor no es tan fácil. Por eso debemos siempre respectar los libros y no debemos rasguñarlos rascarse o tirarlos en cualquier lugar. Todo libro para ser producido leva tiempo y da mucho trabajo a su autor que con toda certeza tenía el buen  hábito de la lectura de buenos libros. Además todo autor sabe que todo lector está acostumbrado a ser crítico, repulsivo, irónico y principalmente reflexivo, esto porque al mismo tiempo en que él nos adora él puede odiarnos. “Porque no le gusta o le gusta los textos”. Así para que nosotros nos convirtamos en un buen escritor debemos pensar siempre como un lector critico que tenemos dentro de nosotros mismos. Porque dentro de un escritor en primer lugar hay un lector.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Anécdota

Me dieron ganas de compartir esto con ustedes porque me pareció muy gracioso.

Mi hijo me llamó por teléfono y me dijo:

- Ô mãe, um senhor, para não dizer um velho, nos deu balinhas.
- Tá, mas você conhece?
- conheço, é de banana!

rssss

Muito boa, né?

Escriviviendo neuróticamente

Charlamos una vez acerca del por qué, o para qué, uno escribe. Yo fui una de las que dijo que porque soy neurótica, en aquél momento yo tenía dudas, en este momento ya no las tengo. Reflexionando acerca de esto de escribir me di cuenta de por lo menos dos cosas, la primera es que, de hecho, escribir es el 1% inspiración y el 99% transpiración. Sin embargo, en mi opinión neurótica, la inspiración es esencial, es todo, porque es ella quien me enseña la piedra con que trabajar, es ella quien me dice: tendrás que hacer una escultura, agarra la piedrita esta y dale sentido, orden, forma, quizás brillo, bueno, lo que quieras, ¡a trabajar! Ella es mi jefe. Y la inspiración no me encarga de estas tareas si estoy escuchando una canción, leyendo poemas, admirando la naturaleza, ella siempre me llega cuando me alejo de ella. Ella viene cuando hay la piedra y ya no puedo escuchar la canción, leer los poemas, cuando ya no (la) veo más. La piedra nos separa, por eso la inspiración la señala y me dice que hay que trabajar, hay que sacar esta piedra de ahí. La segunda idea se enlaza con lo anterior, porque me di cuenta de que escribir justamente te saca de donde estás (por favor, ignora esto si no eres neurótica/o) y, aunque la piedra te acompañe, te vas para aquél taller en que no hay nada, no hay tiempo, no hay gente, sólo la piedra y tú y unas pocas herramientas. Te fijas en tu oficio, transpiras, te alejas para ver cómo está saliendo la obra, la admiras, la rechazas, la cambias, te cambias, laburas un poquito más y luego la piedra no es más tuya, la conviertes en otra cosa y consigues devolvérsela al mundo, no se sabe qué mundo es este, pero la cosa ya no tiene que ver contigo, qué le va a pasar ya no te importa, ya nada te importa, ya pasó, lograste una vez más deshacerte ecológicamente de la piedra y regresas del sitio de la escritura como que en un trance de paz, inspirada/o nuevamente por la inspiración, ¡eso es todo un ciclo! Por eso yo escribo y seguiré escribiendo, por neurótica, porque a veces quiero matar a medio mundo y me pongo satisfecha si mato solamente a un viejo baboso.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Escriviviendo

Sigo mi vida caminando por calles lejanas,
pensando en las personas que se fueron y en las que dejé.
Lecciones que enseñe y aprendi.

Viví el frio doloroso del invierno ruso,
el calor infernal del verano africano,
el carnaval del Rio de Janeiro en Brasil y
me apasioné por las rubias de Suecia.
Vivi el mundo. Sin aparatos y sin dinero. Sin miedo.

Las palabras me matan el hambre de todos los dias.
Historias se hacen palabras, que se hacen poemas, que se hacen libros, que se hace mi vida.
Y toda mi vida pasaré asi. Escriviendo y viviendo. Escriviviendo.

Escriviviendo


En un camino lleno de percances, luchas, encuentros y des encuentros: escriviviendo
 
Ayer me dijo madre por primera vez: escriviviendo
 
Un camino lleno: escriviviendo
 
Hoy con más cuidado, más atención, con un maletín lleno de lo conocido y de lo que tengo por conocer:
 
 en eso estoy, para allá voy: escriviviendo.

Ember

Un día la ciudad envejeció y desmoronó. Ahora no había blackouts y la oscuridad era absoluta. Todos a lo largo de doscientos años fueron llamados de los habitantes de la ciudad de las sombras.

Mí amor.

Mí amor, yo tenía

Pero en un belo día

Ella habló que no me quería

Y sólo he quedado

ahora ¿a dónde iria?

Yo a vería?

Caminé sin saber

Si aún existía

Aquella mujer

Con voz de arpía

¿Lo qué hacia?

Esa persona

Que mi enlouquecía

Cuanta ironía

Antes yo no la veía

Y hoy...

Ella es mí harmonía.

¿Vivo o muerto?

En uma ciudad llamada Colonia, en Uruguay, Cortez viejo vive sólo porque sus diez hijos están todos casados y viven alrededor del mundo. Viudo, vive en una finca antigua, solamente con una pierna y le gusta coquetear con su voz ronca y llora siempre que escucha a Chavela Vargas, recordando a su esposa.

Baboso, alto y agresivo, tiene el pelo rubio grasiento con un remolino, pero los pelos de sus grandes orejas y de la nariz son blancos. Lleva bigote, tiene los ojos azules almendrados y músculos de peleador.

Lestanifa su esposa fallecida de pelo corto y verde. Era joven, aparentaba tener veinte y pocos años pero tenía 35 años – con ella Cortez había tenido sólo 6 niños, los otros fueron adoptados –. Le gustaba vivir en un mundo paralelo. Hablaba árabe, comprende chino y un poco de latín. Hablaba en latín con su perro, que es de una raza del norte de Noruega. Todas las tardes Lestanifa lo llevaba al bosque, pero nadie sabe lo que hace ahí.

Con cariño de su esposa, Cortez decide ir al cementerio no muy lejos de su casa, cerca de la playa y del bosque, donde se podían oír las olas chocando contra las rocas y el viento que pasa a través de las hojas. La luna se reflejaba en las tumbas desordenadas, ilegales, de los cadáveres que jamás existieron. Muchos perros (incluso el perro de Lestanifa) cantaban alrededor de las lápidas violadas y solamente una lámpara se encendía y se apagaba, al compás del viento.

Cortez quedó mirando a las tumbas y después de unos minutos allí comenzó a escuchar una canción. Para su asombro, una mano emerge de la tierra. El comienza a saltar con su única pierna y tropieza en un cuerpo. Sin pensar en demasiado, empeza a dar patadas sin parar. En poco tiempo se encuentra rodeado por zombies. Ellos se ponen a bailar al sonido de la canción misteriosa.

El perro corrió continuamente en circulos y parece feliz. Cortez, con miedo y sin saber si su corazón se mantenga llamaba el perro, pero, al llamar, miró que él puso su mirada en el zumbie. Cortez entonces miró con valentía a los zumbies y allí estaba Lestanifa, el desmaya.

Cuando se despertó, escuchaba las voces de un hospital. Estaba acostado en una cama de enfermaría. Levantó y pasó a averiguar qué hacía allí. Saltando y saltando percurrió todos los pisos hasta llegar en el tercer. Se quitó la ropa y vistió la bata de médico que había encontrado. Así podría salir del hospital por la puerta de entrada. Al escuchar sonidos, luego siguió por el pasillo y llegó hasta la sala de consultas. Para disfrazar atendió una vieja solamente para le decir las horas.

En la puerta de entrada, sus pensamientos eran de su perro abandonado en lo cementerio. Casi fuera del hospital, dos guardias de seguridad aparecen en la parte delantera y una voz detrás lo pregunta: ¿A dónde vas? Y de pronto, un lío y una camisa de fuerza. Cortez comienza a desvanecerse pero antes de desmayarse tiene tiempo de leer la escritura del médico en la tarjeta de identificación para descubrir su nombre. Él médico se llamaba Mikael Jackson y la canción, la música misteriosa comienza a suena de nuevo.

Escriviviendo - La vieja y la muerte

La pobre señora vivía cerca del molino y solo tenía el viento y su vitrola como amigos. Todos los días escuchaba la canción “My Darling” para recordar a su esposo que la había dejado había pocos años. Dedicó toda su vida a él y a su perro Apolo. No tuvieron hijos. Doña Pequeña, como la llamaban, no tenía más ánimo para nada en la vida: solo esperaba el día en que pudiera estar nuevamente con su amor. ¡Y cómo le dolía estar lejos de él!

Una noche se acostó como de costumbre, cogió la foto de su esposo y durmió abrazada a ella. Sintió algo diferente. Su cuerpo parecía tan leve... De pronto, Doña Pequeña avistó una luz a lo lejos, muy fuerte, y luego aparece en su frente la muerte. Le dio la mano. La vieja le mostró la foto de su amor como que preguntando si pudiera llevarla hacia él. La muerte contestó haciéndole una señal positiva. Luego la agarró y la llevó. Pasados algunos minutos, la muerte se da cuenta de que ya no tiene la pobre a sus manos. Mira a todos lados y percibe que una vieja compañera la había robado: la vida.

De ahí que la muerte empezó a pelear con la vida. Una hora más tarde, la vida gana a la pobre señora y la muerte se marcha.

La pobre señora, entonces, se queda enojada de todo pues sabía que esa era la única oportunidad de ver nuevamente a su esposo. Desesperada, logra pensar en un plan: enviará un mensaje por teléfono móvil a la muerte solo para decirle que tenía razón al matarla (en esos tiempos modernos la comunicación logra ser más eficiente). Le pide que le mostre el camino hacia su viejo. ¡Ahora sí que voy a ver a mi esposo y voy a quedarme con él por toda la eternidad! – piensa en voz alta. Termina de escribir su mensaje y la envía. Inmediatamente, recibe un mensaje instantáneo “su mensaje no pudo ser enviada por falta de créditos. Inténtalo nuevamente más tarde”...

jueves, 8 de diciembre de 2011

Seguimos escriviviendo

Escribir es representar las palabras o las ideas con letras. También escribimos lo que los ojos captan, expresamos en forma de escritura una explosión de sentimientos perteneciente de la raza humana. Frecuentemente el día tenemos que comunicarnos a través de la escritura, en el trabajo casi siempre de un modo formal, en los estudios intentamos aprender la practica de la escrita y sacamos sabiduría de los libros. En la Internet la comunicación camina en una velocidad increíble, son innumeras noticias, comentarios, mails escritos diariamente.

Rizal Tanjung es pescador y surfista natural de la isla de Sumatra, Indonesia. Despierta todos los días a las 5:30 am. Toma una taza de café con pescado. Mira el mar y decide se va pescar o surfear. Aprendió hablar inglés muy rápido con los turistas que todos los años desfrutan de la belleza de su isla. Rizal tiene una vida muy simples, hace lo que le da voluntad, solamente tiene una hora marcada en el día, es a las 7 de la noche, cuando se va a Internet contestar el mail de su novia australiana Michelle. Ella vive en Sydney, el casal cambia mails todos los días para matar la saudade. Escribir es una actividad cotidiana de Rizal, aunque él prefiere estar en el mar.

Escriviviendo

Escriviviendo, viviendo y aprendiendo. Aprendizaje que vamos llevar para toda la vida. Ejercicio de escrita que podrá ser usado en la vida. Estos momentos donde la vida personal y académica se mezclan para formar una sola vida, un solo ser. Vivencia enriquecedora, para tan corto espacio de tiempo, pena el tiempo correr tan rápido. Deseo seguir viviendo, escribiendo y aprendiendo, siempre.

El accidente

Soy Juan, tengo ocho años, voy a contar la historia de mi accidente. Vivo en una de las islas de Cabo Verde, mis padres creen que existe algún problema muy grave conmigo. Pero a mi me parece que solo tengo una mirada diferente acerca de la vida.
Un día, mientras observaba unas gallinas y pensaba en la cuestión más seria de la existencia humana, desarrollé la teoría de que si torciera el cuello de un pollito y le enterrara en un hoyo bien fondo, la criatura pudría crecer de nuevo y con una cabeza más. Claro, para equilibrar el lado pendiente. Bueno, al menos tengo un tío uruguayo que también está de acuerdo conmigo.
El trabaja en el cementerio; Masallá. Está viejo el pobre. Pero lo admiro mucho, aún tiene músculos de peleador y me dicho que va a enseñarme algunos golpes. También me gustan sus historias... Cierta noche, me contó que, una vez a las cuatro de la madrugada percibió que tenía olvidado su reloj, probablemente, en una de las sepulturas que había ayudado a hacer la manutenciones. Entonces como no tenía sueño, decidió buscarlo, estaba caminando en la calle desierta, pero de forma muy particular, pues solo tenía una pierna, el aire estaba limpio y as veces volaban por su cabeza algunos murciélagos.
Llegando a su destino, en la parte central del cementerio, la luna se reflejaba en las tumbas desordenadas, ilegales, de los cadáveres que jamás existieron. Un poco más adelante, muchos perros cantaban alrededor de las lápidas violadas y solamente una lámpara se encendía y se apagaba, al compás del viento, fue cuando escuchó unos sonidos muy diferentes.
Mi tío es un hombre muy solitario porque mis primos están todos casados y viven alrededor del mundo. Es alto y cuando no toma sus remedios se queda demasiado agresivo y las venas de su cara parecen que van a romperse a cualquier momento. Sin embargo, es muy sensible y a el le gusta coquetear con su voz ronca.
Aquella noche después de finalmente recuperar su reloj que ahora marcaban las cinco de la madrugada, después de más algunos pasos, observó en el suelo los rasgos de una sombra muy misteriosa.
Pensó: - ¡Sea lo que sea no tengo nada que ver!
Pero la sombra cambiaba de forma y se movía lentamente, hasta que se fue. Los sonidos continuaban. A cada paso más, se pudría oír casi perfectamente. Fue cuando en la salida del cementerio encontró una mujer llorando, no restó otra opción y se acercó de ella. El sonido era el llanto de la joven, las gotas de sus lágrimas cayeron manchando todo el vestido rojo que llevaba puesto. Entonces, tranquilamente, con su voz ronca empezó a cantar:


- Ay de mí, llorona, llorona, llorona, llévame al río, tápame con tu rebozo, llorona
Porque me muero de frió.
La mujer que se llamaba Marisol continuó:
- Si porque te quiero quieres, llorona, quieres que te quieres más, si ya te he dado la vida, llorona ¿Qué mas quieres? ¿Quieres más?
Bueno, mi tío nunca detalló que ocurrió después de cantaren esta música y jamás me permitió oírla también. Solo sé que la joven estaba con problemas en su casamiento. Parece que el marido Juvenal, la cambiara por una otra joven de pelo verde y que esa hablaba latín con el perro. Esas historias me parecen absurdas, pero ahora estoy intentando aprender latín para hablar con mis gallinas.
Supo también que Juvenal, trabajaba como conductor de autobús y planeaba viajar por todo el mundo cuando estuviera jubilado, hasta que, un día el cielo juntó el nuestro destino...
Era el verano de 1991, mis padres y yo estábamos en la playa. A menudo, observaba la mar y jugaba con la pelota. De pronto ¡Se me la escapó!
Rebotando hasta la caótica calle siguió, seguramente intenté recuperar mi pelota, pero rebotado también fue cuando un autobús en alta velocidad me lanzó a unos 20 metros. Pienso que me llevaron al hospital.
¿La medica? de pelos verdes que en aquel instante pronunciaba cosas raras en latín, sabía que tendría antiguos conocimientos para hacerme despertar. Lestaninfa, fue hasta el tercer piso, se quitó la ropa y vistió la bata que había ahí. Observaba el cuerpo estático en la maca, ¿estaba muerto?
Sin embargo, en este mismo día Marisol se enfermó también, decía que en su jardín estaba surgiendo pollitos con do cabezas y fue hasta el único hospital de nuestra ciudad, pues creía que estaba volviéndose loca y descubrió toda la farsa al ver Lestaninfa con la bata. Fue una confusión muy grande. Pero Lestaninfa, que atendía una vieja con dolor en las espaldas, recomendó, o mejor obligó que pusiesen Marisol en una camisa de fuerzas y así fue.
No se cuanto tiempo pasó, o cómo llegué hasta ahí sólo sé que una noche oscura desperté en un bosque, vi un perro con características muy semejantes a una especie muy peculiar del norte de la Noruega.

martes, 6 de diciembre de 2011

bolero Marina morena traduzido al espanõl Marina morocha

Marina morocha Marina usted si maquiyo
Marina usted haga todo pero hagame un favor
No maquiye este rostro que me gusta y es solo mio
Marina usted ya es bonita com que dios te dio ... te dio
Ya me enoje y no quiero ablar
Ycuando me inojo Marina no lo se perdonar
Ya perdone tantas vezes usted no vá conseguir otro igual,
Desculpe Marina Morocha mas estoy enojado, enojado com usted , enojado com usted.

Escriviviendo: nuestra práctica compartida

Creo que hemos aprendido mucho sobre el universo de la escritura. Comenzamos por la pregunta básica, pero nada evidente "Para qué escribimos?", analizamos varios decálogos de autores consagrados, aprendimos a estructurar el texto y a organizar nuestras ideas para lograr coesión y coherencia, ensayamos varios tipos de textos: desde la carta al cuento y tuvimos la oportunidad de prestigiar a dos personas muy especiales: el escritor catarinense Salin Miguel y el traductor alemán Bertold Zilli, que generosamente compartieron sus experiencias con nosotros, hablando de sus trabajos y experiencias personales. En este caso, vimos como curiosamente la literatura aproxima a los hombres: un traductor alemán que tradujo un libro sobre las tradiciones de una familia de imigrantes árabes "Lavoura Arcaica" y un escritor árabe-biguaçuense que escribió sobre la colonización alemana en "Jornada con Rupert". De este contacto quedaron muy buenas impresiones - los escritores también son de carne y hueso como nosotros. Siempre tuve la impresión de que eran entidades a parte, pero me di cuenta que también enfrentan dificultades a la hora de escribir, también consultan diccionarios y gramáticas y también tienen sus inseguridades.

Es decir, el acto de la escritura no es fruto de inspiración divina ni de talento nato, al menos en la mayoría de los escritores, sino resultado de mucha práctica, reflexión, disciplina y principalmente mucha lectura. Se trata más de pensar lo que se escribe de que escribir lo que se piensa.
Las palabras no describen el mundo, no llegan a la esencia y no tienen un sentido a ser revelado, las palabras son rebeldes y transgresoras, sobrepasan el texto, el sentido, el autor y el tiempo.

lunes, 5 de diciembre de 2011

escriviviendo...

Escriviviendo a mi professora ensenãrnos
Escriviviendo mis lectura y de mis compañeros
Escreviviendo todo un semestre de enseñanza
Escreviviendo muchos puntos y comas
Escreviviendo muchas cosas y conteste participe, aprendi, cresci
Por eso y mucho mas
Escriviviendo ... y puedo descir que fue um plazer
Escriviviendo todo eso.

sábado, 3 de diciembre de 2011

ESCRIVIVIENDO

Antes de saludarte quiero que preste atención en la palabra arriba, pues es la grade razón de te encaminar esta carta…

¡Hola Marie! ¿Todo bien?

Te escribo para contarte que en ese semestre mi vida fue muy corrida casi no tuve tiempo para nada, pero le prometo que este será el último así, de ahora adelante voy prestar más atención en mi misma, quizá tener algún tiempo para mis amigos y familia.
Claro que mucha cosa aprendí en este año, tuve mis primeras disciplinas en la maestría y hice una disciplina de producción escrita en español. Esta disciplina en especial me encantó, tuvo todo que a mí me gusta: escribir, hablar sobre esto y observar como las otras personas escriben.
Pienso que nunca nadie está listo para escribir, pues para mí no existen reglas para esto, pero con entrenamiento del corazón y de la creatividad todo se torna un poco más fácil. ¿No es mismo? Bueno, soy muy grata a las personas que fueron mis colegas en esta disciplina y a mí profe ¡que me enseño mucho!
Quizá un día podrás estudiar acá en la UFSC y hacer esta cadera también, pero mientras esto no ocurre, puedes te divertir leyendo los cuentos e historias de mis amigos acá abajo:

Un beso!

Myrian

jueves, 1 de diciembre de 2011

El coleccionador de cabellos

¿Escuchan este silbido? Es el viento. Creo que me reprocha por lo que acabo de hacer. Estoy tranquilo fumando mi rubio, no le doy de oídos.

Me presento: Me llamo Juan, y estoy en momento de pleno éxtasis. Acabo de sumar un ejemplar a mi colección. ¿Que colecciono? Luego se van a enterar. Primero me gustaría aclarar que no fue culpa mía. Es que me apareció un ejemplar tan raro que no pude resistirme.

Fue casi tan divertido como lo que hice hace un par de años en el hospital de la ciudad en que vivía. Les cuento: estaba acompañando a uno de mis diez hijos, que esperaba ansiosamente el nacimiento de mi primer nieto. Yo, en realidad, estaba bastante aburrido y empecé a observar a la gente. De pronto pasan a una señora en silla de ruedas, y la señora, pese a su edad, tenía un bonito cabello, largo, sedoso y muy blanco. El morbo me fulmino como un rayo. Tenía que aproximarme de esa mujer, y no se me ocurrió mejor idea que hacerme pasar por médico. Subí hasta el tercer piso, me quite la ropa y me puse una bata de médico que encontré tirada en el suelo (se ve que no son tan prolijos como parecen). Me dirigí a la sala de consultas, donde la vieja ya estaba recostada para el examen. Para mi suerte, además de parapléjica, era demente, por lo que ni se dio cuenta cuando le bajé la bombacha y empecé a tocarla. La penetre, y se ve que hacia un par de décadas que nadie pasaba por ahí abajo, porque la vieja me regalaba una sonrisa sin dientes. Eso no agrada a ningún violador, yo quería ver miedo. Me aburrí del ruidito de mi pata de palo contra la cama de metal, le corte un mechón de pelo y luego la estrangule. Murió contenta, se los juro.

Lamentablemente me descubrieron antes que pudiera escaparme del hospital, me pusieron una camisa de fuerza y me encerraron en un loquero, Hospital para Enfermedades Mentales San Carlos. No sé por qué, mis hijos dejaron de hablarme, unos ingratos. La cosa fue que en ese lugar me hice amigos que si estaban locos de verdad y planeaban una fuga desde hace mucho. Me uní al grupo y en una agradable noche estrellada me fugué, sin olvidar, obviamente, mi cajita donde guardaba mechones de cabellos femeninos.

Después de ese ocurrido decidí llevar una vida más discreta en esta ciudad del litoral uruguayo. Me enteré que necesitaban un enterrador para trabajar en el cementerio. Al parecer nadie quería trabajar aquí. Pues a mí me parece un lugar bastante agradable, más cuando empieza a anochecer y los perros vienen a aullar y hacerme compañía.

Ya sé, están curiosos para saber la razón de mi extasis. Se Llamaba Lestanifa, una hermosa y joven mujer. La observé desde el momento en que se mudó a la ciudad, siempre la veía paseando con su perro. Lo más llamativo de Lestanifa, a parte de su belleza, era su curioso pelo de color verde. Y eso, señores, fue lo que me sacó de quicio y me hizo olvidar todo el plan de llevar una vida tranquila.

Traté de imaginar una manera de aproximarme sin asustarla cuando la vi paseando por el bosque. Me hice el simpático con su pulgoso:

- Hoola campeón! Pero que lindo perro tenés, como se llama?

- Auratus, significa dorado en latín.

- Ya veo, dorado como él. Yo soy Juan, y vos?

- Lestanifa. Ya se, un poco raro.

La acompaño en el paseo y vamos charlando, hago todo esfuerzo posible para ganarle la confianza. Me viene con asuntos raros pero no le presto mucha atención, solo le miro los senos y trato de que nos acerquemos cada vez más al cementerio.

De pronto me dice que tiene que volver porque ya está anocheciendo. Pido que me espere un minuto, vivo cerca y buscaré un abrigo, luego la acompaño hasta la salida del bosque.

De hecho voy a casa, vuelvo y la sorprendo de atrás con un pañuelo embebido en éter. Se cae en mis brazos. Al perro lo hecho a palizas, yo no mato animales.

Mi hermosura se despierta, está desnuda y atada en una lapide de una tumba vacía. Es triste, pero cuando termine todo, Lestanifa seguirá en la misma lapide, siete palmos bajo tierra.

- Al fin te despertaste, pensé que iba a tener que tirarte agua. Bueno, si te relajas te va a doler menos.

Los detalles se los dejo imaginar, mientras, sigo con mi rubio. Lo último que les digo es que mi cajita de cabellos quedó aún más bonita con este mechón verde.