viernes, 9 de diciembre de 2011

¿Vivo o muerto?

En uma ciudad llamada Colonia, en Uruguay, Cortez viejo vive sólo porque sus diez hijos están todos casados y viven alrededor del mundo. Viudo, vive en una finca antigua, solamente con una pierna y le gusta coquetear con su voz ronca y llora siempre que escucha a Chavela Vargas, recordando a su esposa.

Baboso, alto y agresivo, tiene el pelo rubio grasiento con un remolino, pero los pelos de sus grandes orejas y de la nariz son blancos. Lleva bigote, tiene los ojos azules almendrados y músculos de peleador.

Lestanifa su esposa fallecida de pelo corto y verde. Era joven, aparentaba tener veinte y pocos años pero tenía 35 años – con ella Cortez había tenido sólo 6 niños, los otros fueron adoptados –. Le gustaba vivir en un mundo paralelo. Hablaba árabe, comprende chino y un poco de latín. Hablaba en latín con su perro, que es de una raza del norte de Noruega. Todas las tardes Lestanifa lo llevaba al bosque, pero nadie sabe lo que hace ahí.

Con cariño de su esposa, Cortez decide ir al cementerio no muy lejos de su casa, cerca de la playa y del bosque, donde se podían oír las olas chocando contra las rocas y el viento que pasa a través de las hojas. La luna se reflejaba en las tumbas desordenadas, ilegales, de los cadáveres que jamás existieron. Muchos perros (incluso el perro de Lestanifa) cantaban alrededor de las lápidas violadas y solamente una lámpara se encendía y se apagaba, al compás del viento.

Cortez quedó mirando a las tumbas y después de unos minutos allí comenzó a escuchar una canción. Para su asombro, una mano emerge de la tierra. El comienza a saltar con su única pierna y tropieza en un cuerpo. Sin pensar en demasiado, empeza a dar patadas sin parar. En poco tiempo se encuentra rodeado por zombies. Ellos se ponen a bailar al sonido de la canción misteriosa.

El perro corrió continuamente en circulos y parece feliz. Cortez, con miedo y sin saber si su corazón se mantenga llamaba el perro, pero, al llamar, miró que él puso su mirada en el zumbie. Cortez entonces miró con valentía a los zumbies y allí estaba Lestanifa, el desmaya.

Cuando se despertó, escuchaba las voces de un hospital. Estaba acostado en una cama de enfermaría. Levantó y pasó a averiguar qué hacía allí. Saltando y saltando percurrió todos los pisos hasta llegar en el tercer. Se quitó la ropa y vistió la bata de médico que había encontrado. Así podría salir del hospital por la puerta de entrada. Al escuchar sonidos, luego siguió por el pasillo y llegó hasta la sala de consultas. Para disfrazar atendió una vieja solamente para le decir las horas.

En la puerta de entrada, sus pensamientos eran de su perro abandonado en lo cementerio. Casi fuera del hospital, dos guardias de seguridad aparecen en la parte delantera y una voz detrás lo pregunta: ¿A dónde vas? Y de pronto, un lío y una camisa de fuerza. Cortez comienza a desvanecerse pero antes de desmayarse tiene tiempo de leer la escritura del médico en la tarjeta de identificación para descubrir su nombre. Él médico se llamaba Mikael Jackson y la canción, la música misteriosa comienza a suena de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario