Soñaba con el olor fresco de los naranjos, con el susurro de las ojas a la carícia del viento. Y al soñar, era capaz de mirar a las aguas del río y oírlo llamarle, que venga, que aproveche.
En su sueño, estaba bajo el água y no necesitaba respirar.
Al despertar, la necesidad de respirar le fastidiaba, quería volver a no respirar, a sentir el murmullo del río, entonces se tiró por la ventana y volvió a su sueño.
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