domingo, 27 de noviembre de 2011

Personaje de mi propia vida

Duermo.

Un carabinero gordo caminando en el desierto.

Un hombre envuelto en una sábana llena de sangre.

Imágenes que no salen de mi pensamiento. Necesito chequearlas. Pero ¿cuál es la conexión entre esos hechos? Y… ¿dónde había visto todas esas cosas tan absurdas?

Despierto. Tal vez pueda pensar en algo entre un cigarrillo y otro... Necesito descubrir pronto dónde encuentro el hombre gordo envuelto en sangre.

Salgo de casa, camino dos horas sin parar. No encuentro a nadie.

Vuelvo a casa e intento dormir nuevamente. Me siento exquisito.

- ¡Esas imágenes pertenecen a tu propia! – habla una voz baja.

Creo que estoy al borde de volverme loco. No logro cerrar los ojos. No logro parar de pensar en aquellas escenas.

Despierto nuevamente. Percibo que mi sábana está llena de sangre. Miro en el espejo: estoy gordo. Salgo de casa: me encuentro en medio al desierto. Y la misma voz habla: - Eres personaje de tu propia vida, ¡no hay como escapar de eso!

Muero. El misterio está desvendado. Soy yo el carabinero gordo envuelto en la sábana llena de sangre. Supiera yo de eso tuviera aprovechado más mi triste vida de personaje de novela policíaca. En ese mismo momento me di cuenta de mi inexistencia. Mi voz sume, mi cuerpo empieza a desaparecer poco a poco.

A veces es bueno escuchar lo que dicen nuestras voces internas…

1 comentario:

  1. Este cuento es reverso e inquietante. Se cuenta a sí mismo (un personaje que se descubre personaje y trama) pero envuelve al lector al referirse a la experiencia cotidiana de lo onírico, que impregna y altera la seguridad conocida.

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