domingo, 11 de noviembre de 2012


Día amaneció lindo, lleno de sol en aquella playa que de belleza igual no hay. Julieta despertó con los rayos solares inundando su habitación. Fue tanta su alegría en ver un día tan bello empezar, decide caminar por la playa. Después de diez minutos caminando, sintiendo la brisa marina en su rostro, escucha una voz que pregunta:
-          ¿Hola que tal? Percibo que estás sola. ¿Puedo hacerte compañía en la caminada?
Julieta que estaba con los ojos cerrados y una expresión de felicitad en el rostro pronto contesta:
-          Sí, puede.
Inmediatamente los dos se presentan.
-          Me llamo Pablo, mucho gusto.
-          ¡Soy Julieta, encantada!
Después de quince minutos caminando Julieta está eufórica. Pablo era muy simpático y guapo, los dos hablaran con mucha animación y él le hice una invitación:
-          ¿Julieta quiere pasear de barco conmigo?
Cuando ella oyó la invitación su corazón disparó. ¡Un muchacho como Pablo invitando para pasear era todo que ella quería! Tan guapo, palabras dulces, un olor embriagante y una piel de velludo. De pronto contesta:
-          Sí, quiero mucho.
-          ¿Cuándo vamos?
-          Ahora mismo. Mi barca está cerca. ¿Vamos?
-          Sí, vamos.
Entonces fueran para el barco y luego estaban en alto mar. Todo estaba tan lindo y perfecto que  ella parecía soñar. El barco era muy hermoso, Pablo era encantador, el día estaba magnífico. Julieta se sentía una importante principesca.
Pablo invita a dar una zambullida en el fondo de la mar. Colocó la ropa y dice:
-          ¡Venga Julieta, el agua está perfecta!
Julieta se prepara para ir hasta él, pero cuando lo mira todo cambia. A una distancia ella queda petrificada de terror. El príncipe de sus sueños se deshace en el agua y lo que queda es solamente la imagen de un simple hombre.  

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