Día amaneció lindo, lleno de sol en aquella playa que de belleza igual
no hay. Julieta despertó con los rayos solares inundando su habitación. Fue
tanta su alegría en ver un día tan bello empezar, decide caminar por la playa.
Después de diez minutos caminando, sintiendo la brisa marina en su rostro,
escucha una voz que pregunta:
-
¿Hola
que tal? Percibo que estás sola. ¿Puedo hacerte compañía en la caminada?
Julieta que estaba con los ojos cerrados y una expresión de felicitad
en el rostro pronto contesta:
-
Sí,
puede.
Inmediatamente los dos se presentan.
-
Me
llamo Pablo, mucho gusto.
-
¡Soy
Julieta, encantada!
Después de quince minutos caminando Julieta está eufórica. Pablo
era muy simpático y guapo, los dos hablaran con mucha animación y él le hice
una invitación:
-
¿Julieta
quiere pasear de barco conmigo?
Cuando ella oyó la invitación su corazón disparó. ¡Un muchacho como
Pablo invitando para pasear era todo que ella quería! Tan guapo, palabras
dulces, un olor embriagante y una piel de velludo. De pronto contesta:
-
Sí, quiero
mucho.
-
¿Cuándo
vamos?
-
Ahora
mismo. Mi barca está cerca. ¿Vamos?
-
Sí,
vamos.
Entonces fueran para el barco y luego estaban en alto mar. Todo
estaba tan lindo y perfecto que ella
parecía soñar. El barco era muy hermoso, Pablo era encantador, el día estaba
magnífico. Julieta se sentía una importante principesca.
Pablo invita a dar una zambullida en el fondo de la mar. Colocó la
ropa y dice:
-
¡Venga
Julieta, el agua está perfecta!
Julieta se prepara para ir hasta él, pero cuando lo mira todo
cambia. A una distancia ella queda petrificada de terror. El príncipe de sus
sueños se deshace en el agua y lo que queda es solamente la imagen de un simple
hombre.
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