sábado, 3 de noviembre de 2012

Tormenta de Verano


Aquella superficie reflejaba la luz del sol. No un sol cualquiera, pero este que en los días de verano inunda la vida y hace con que la luz brille en nuestros ojos. La brisa suave la tocaba despacio como si fuera un beso dulce al atardecer preparando la lluvia que suele caer para ablandar el calor. Poco a poco los colores inundaban el agua reflejando un inmenso arco-iris y de variados matices. Sin embargo, dependiendo del momento del día, toda la superficie se transmuta en azul o en turquesa como una piedra preciosa. Es un mundo de colores dominado por el silencio, un silencio que es interrumpido por un objeto no identificado. Él sospecha que atrás de ese objeto hay algo más, y decide esconderse atrás de su hermano mayor que irrumpe con fuerza, la tormenta. Todos miran ese objeto extraño mientras la tormenta invade a cuenta gotas esa superficie, una zona entre la vida y la muerte, pero todo depende del lado donde uno se encuentre. Ahora ya no hay más calma, sino aprensión, el encuentro de la plata del gancho con la luz, ciega los ojos de las criaturas de allí. El agua tiembla, el sol se apaga y  todo se cambia en gris, la oscuridad domina en cuestión de segundos.
En la orilla se escuchan voces, las plantas de alrededor están aplastadas, las flores están derrumbadas, las piedras hincadas con fuerza preparan el fuego que espera listo para consumir quien intente acercarse. Ahora sí, él puede enterarse da la cruda realidad que le espera en la hoguera: morir para que otros sacien su hambre. Entonces, se acerca despacio, estudia los movimientos de ese gancho y con sus pequeños dientes afilados conduce el hilo hasta la mayor piedra que se encuentra en lo más profundo. Con sus compañeros, todos juntos, empujan la piedra hasta escuchar el ruido de uno que sucumbe e invade el agua. Empieza la lluvia que apaga el fuego, el hombre que trajo al mismo tiempo la oscuridad y la luz de su arma, ahora está empapado y sin ganas de proseguir. En ese momento, él y su pandilla desaparecen despacio y a lo lejos se ríen victoriosos por sobrevivir un día más.

Beatrice; Ismael; Luciana; Pedro

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