En la
Punta del Caiacanga Sur, dos pescadores charlan:
- ¿Haz
pescado algo viejo? – preguntó un joven a su padre
- ¿Qué
dices mi hijo? – replicó su padre
El hijo
aproxima su bote del de su padre y repite:
- ¡Te dije que se haz pescado algo!
- ¡No!
-¿Qué
vamos hacer viejo? Todos tienen hambre en casa, tenemos que cruzar el canal,
allá sí que hay hartura.
- No
podemos cruzar mi hijo. Ya sabes que el mar abierto es muy peligroso y las
grandes compañías de pesca usan armas de fuegos a quienes se aventure por allá.
- ¡El pez esta allá papá! No me voy acobardar y dejar que nuestra gente
se muera de hambre… Quédate acá que yo me
voy. Se no vuelvo en hasta dos
horas puedes llamar a los demás pescadores de los poblados vecinos y salir a
buscarme.
Habían
pasado ya 4 horas de la salida de su hijo, cuando el señor salió a buscar ayuda
de otros pescadores del sur de la isla y empezaron lo que se llamó La Revuelta
de Naufragados. Hoy los pescadores artesanales pueden salir a pescar en mar abierto
sin preocupación.
(Pedro e Diogo)
(Pedro e Diogo)
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