domingo, 25 de noviembre de 2012

El fuego de la amapola

(Beatrice e Ismael)

Aquél no seria un día común en la vida de la profesora Pilar, que a lo largo de sus casi treinta años de vida solo había conocido el mundo por sus libros y papeles amontonados en la biblioteca donde pasaba horas planeando las clases de literatura. Desde allí las letras se convertían en sueños que la dura realidad trataba de borrar sino fueran los pequeños hechos que sucedían como la visión que hacía dos semanas tuvo en el escaparate de la tienda de antigüedades ubicada en el camino monótono que todos los días recorría hasta su casa. Una sombrilla negra con puntitos rojos imitando amapolas. Vieja y llena de hilos cuyas marcas guardaban la historia de una reina de la noche, tal cual la de un personaje de un cuento que solía leer por las noches. Durante meses la miró esperando completar las economías de su desmedrado patrimonio domestico. Aquel día salió temprano, con más prisa que en los días normales, y a las nueve estaba pagando su compra preciosa. Tenía la sombrilla en las manos cuando un ruido inexplicable invadió la tienda y Pilar se percató que todo a su alrededor estaba destruido, los escombros se caían, una mezcla de miedo y espanto se apoderaba de ella y empezó a temblar cuando se dio cuenta de la escena: un elefante indio, cubierto con trapos coloridos y brillantes estaba a sus pies y a lo largo el gitano intentando inútilmente controlar la situación. Los ojos de Pilar contemplaban la profundidad de esos ojos gitanos. Su cabeza empezó a girar, sus ideas, sus lecturas, sus imágenes, su mundo en fin, boca arriba. Él le devolvió la mirada de una forma penetrante, con tanta fuerza que Pilar empezó a olvidarse de aquel ambiente de desolación y de destrucción mezclándose un sentimiento de atracción e de intimidación que la aterrorizaba porque le recordaba su ex novio y como su vida fue infeliz junto a él. Por lo que decidió abrir la sombrilla para detener la pesadilla que le estaba viniendo a su cabeza, sin embargo el rojo amapola de la sombrilla oscura evocó en el elefante el fuego que casi lo consumió en el pasado y como si un huracán fuera, el elefante si giró envistiendo su trompa la sombrilla que la profesora Pilar sujetaba y sin que el gitano nada pudiera hacer, se transformó en un mero espectador cayéndose de rodillas encharcando el suelo de lágrimas porque no pudo impedir la visión de ese tablado terrorífico. Nunca leyó la biblia, pero cantaba las saetas de como murió Jesús a manos del soldado romano en la Semana Santa. Canciones profundas, llenas de sentimiento y que ahora se transformarían en la peor de sus pesadillas por lo que estaba presenciando.

1 comentario:

  1. Increíble cómo ustedes construyeron muy bien la historia y cómo el foco se traslada de la profesora y su vida mediocre hasta que en el final vemos la escena del gitano y su imposibilidad frente a la vida!! Me gustó un montón!!

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