jueves, 8 de septiembre de 2011

Pienso el proceso de escribir y me viene un vacío inimaginable. Quizá haya sido la charla sobre los vacíos en Godot o aún el hueco que dejan estos días fríos, lluviosos y grises. La pereza después del almuerzo es casi inevitable. Me hago un té y espero una dívina inspiración... pasa el tiempo y ni sinal de ella. Me pregunto de dónde vienen las ideas. Por qué no me arrebatan los pensamientos? Decían los antiguos filósofos que para crear una poesía es necesario 1% de inspiración y 99% transpiración. Creo que sea por eso que no me viene nada brillante. Con el frío que hace se torna imposible transpirar, ni con mucho esfuerzo. Sigo tomando mi té y pensando en lo que iré escribir. Pienso que lo mejor a escribir es sobre el vacío. Pero que es el vacío sino algo lleno de nada? Y si está lleno, mismo que sea de nada, no puede estar vacío. Dudas, dudas y más dudas. Entiendo que todo en la vida es cuestión de como cada uno ve las cosas. Me pongo más tranquilacuando pienso así. Todo depende de que punto de vista estemos. Cuando me venga un soplo trataré de escribir sobre este tema, el punto de vista. Por ahora voy a calentarme el té que se enfrió. Más tarde haré uno buñuelos de viento. Parecen vacíos, pero son llenos de sabor.

1 comentario:

  1. En medio de las dudas la lengua fluye y ni que sea al girar sobre sí misma, hecha pliegues, consigue capturar aciertos en su interior: como que las frases están hechas de fundamental ambiguedad y ese gancho con lo cotidiano que hacía años que no escuchaba y me trajo dulces recuerdos a la boca: los buñuelos!

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